sábado, 27 de abril de 2013

El Conocimiento no hace mal a ninguno, sino daSabiduria


Embellecer el conocimiento.

A. ¿Cuánto ha aumentado su conocimiento de la Biblia durante estos años de estudio? Ustedes, amados, que se gradúan después de cuatro años de estudios concentrados, ¿ya no queda más nada para aprender? El apóstol Pablo escribe: “Sabemos que todos tenemos conocimiento . El conocimiento envanece , pero el amor edifica . Y si alguno se imagina que sabe algo, aún no sabe nada como debe saberlo ” ( 1 Corintios 8:1-2 ). Estos enfoques divinos debemos hacerlos nuestros siempre, ¿de acuerdo?, jamás dejando de ser estudiantes de las Sagradas Escrituras y de todas las cosas de Dios y su Reino.
B. Lejos de despreciar el “conocimiento” , el apóstol Pablo pide que seamos “ llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual ” ( Colosenses 1:9 ).
1. Pero, nos advierte que el conocimiento solo , es decir, no acompañado de otras gracias espirituales, “envanece” . El espíritu envanecido, hinchado, inflado con aires de “superior conocimiento”, lo que hace es ofender y alejar, frustrando, en el caso del evangelio puro del Señor, la transmisión de información importantísima.
2. Además de envanecer, el conocimiento solo, sin la vestimenta de gracias divinas, tiende a ser, a pesar de ser inspirado, quizás un tanto frío , carente de atributos que infundan vida y poder.
3. Estas consideraciones nos llevan a recomendar que cada alumno embellezca su conocimiento con las siguientes gracias que el Espíritu de Dios continuamente nos insta a adquirir y crecer en ellas:
a) Amor puro, sin fingimiento.
b) Reverencia y respeto para toda alma de Dios.
c) Humildad y mansedumbre.
d) Paciencia y longanimidad.
e) Tacto y dominio propio.
f) “Mostrándose fieles en todo, para que en todo adornen la doctrina de Dios nuestro Salvador” ( Tito 2:10 ). “Fieles en todo” , es decir, no solo en el conocimiento, o la doctrina, sino también en la conducta moral , pues el conocimiento, aunque sea abundante y puro, si no lo respaldamos con un testimonio intachable , vendrá a ser una piedra pesada atada a nuestro cuello, y causa de escarnio entre los mundanos e incrédulos. “¡Mire! Aquel que tanta Biblia sabe. Pero, ¡vive en pecado!”
III. Haciéndolo suyo este conocimiento tan excelente de la Biblia y de Dios, y embelleciéndolo, usted, noble graduando, está en el deber de compartirlo con otros seres humanos , bien sean de la iglesia o del mundo inconverso.

A. ¡Cuán delicioso al paladar del espíritu es el conocimiento bíblico puro servido con amor, gentileza y elegancia espiritual! ¿Concuerda? Se ha servido mucho en esta “Escuela”, ¿no? Cada clase, un plato de “conocimiento”.
1. En algo, se parecen las clases a los entremeses servidos en esta “Escuela” cada lunes después de los primeros dos temas. Bastante variedad . Abundantes en ocasiones; no tanto en otras. Sorprendentes a veces. El lunes tal, quizás un humilde “ hotdog ”. Pero, ¡aún el “ hotdog ” alimenta!, ¿cierto?, teniendo un sabor único que a muchos nos gusta. Entonces, otro lunes tal, ¡pernil, con guineitos (bananos verdes) salcochados y ensalada, o albóndigas en su salsita, con arroz y habichuelas! ¿No son así las clases, en términos figurados? Bastante variado el contenido. En ocasiones, bien abundante y útil la información impartida; en otras, no tanto. A veces, todo un festín; a veces, menos rico el menú.
2. Y de todo somos alimentados, con tal que sepamos aprovechar lo brindado. Se ensancha el entendimiento. Se robustecen la mente y el espíritu.
3. Ya fortalecidos y maduros, nuestro deber es salir y alimentar a las almas hambrientas, raquíticas, desnutridas, para que recobren salud y sean más como nosotros, ¡cuán bendecidos somos! ¿Asienta usted?
B. ¡Cuán grata al alma que ama la Verdad y anhela a Dios es la gloriosa luz que fulgura del conocimiento bíblico puro, como de un faro potente!
1. Luz divina que ha bañada al alma de cada uno de nosotros todo lunes de clases, ¿no es así? Su intensidad sobre nosotros fluctuando conforme a la cantidad de verdades expuestas y la habilidad del maestro de explicar y aplicarlas.
2. “Mira pues, no suceda que la luz que en ti hay, sea tinieblas. Así que, si todo tu cuerpo está lleno de luz, no teniendo parte alguna de tinieblas, será todo luminoso , como cuando una lámpara te alumbra con su resplandor” , dice Cristo a sus discípulos ( Lucas 11:35-36 ).
3. Esta hermosa luminosidad celestial que alumbra todo su interior, haciendo resplandecer hasta su semblante en esta noche, ¿la gozará usted, sin compartirla? Pienso que no, ya que “compartir” figura, precisamente, entre las lecciones más enfatizadas en esta “Escuela”.
IV. Ahora bien, usar sabia y eficazmente este magnífico conocimiento acumulado y embellecido es el gran RETO que ha de encarar valientemente cada alumno, y cada maestro.

A. ¿Qué hará usted con su conocimiento, ahora que lo posee?
1. Bien tenga usted mucho o poco conocimiento, cinco talentos o tan solo uno, se le presentan varias opciones : descuidarlo, despreciarlo, enterrarlo, usarlo a medias, usarlo a regañadientes, o emplearlo gustosa, diligente y responsablemente en pro del Reino de Dios. ¿Se acuerda de las personas a quienes el Señor entregó talentos, según la parábola de Mateo 25:14-30 ? ¿Qué piensa usted hacer con lo que se le ha conferido? ¿Va a invertirlo sabiamente o lo esconderá?
2. ¿Será usted como el universitario que estudia dos, cuatro, cinco años, o más, en preparación para una profesión, para luego de graduarse perder interés, desanimarse o ponerse vago , no practicándola sino ocupándose en boberías o entregándose a la ociosidad? Esperamos que el caso suyo sea todo lo contrario: que usted ocupe lo aprendido en futuras obras espirituales abundantes y de calidad, acordes con el conocimiento bíblico obtenido.
B. Queridos graduandos, les suplicamos encarecidamente que se proyecten como paladines para la iglesia del Señor en este país. Se han preparado para varios ministerios. Es hora de entrar en ellos de lleno, para que se salven muchas almas y crezcan las congregaciones llegando “a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo” ( Efesios 4:13 ).

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